29.9.08

Hakuna matata.

Vivir sin problemas.


-Hakuna matata.

-¿Qué dices?

-Es mi filosofia. Significa: sin problemas, sin preocupaciones. Quedate con nosotros y verás que bien nos la pasamos.

Simba reflexionó. ¿A dónde podía ir? Después de todo ese jabalí regordete y esa suricata parlanchina le parecían muy simpáticos.

-Está bien, me quedo -decidió Simba.

-¡Grandioso! -exclamó Pumba.

Timón y Pumba llevaron a Simba de visita por sus dominios. ¡Qué diferencia con las Tierras del Reino! Aquí, los árboles crecían por todas partes. Los rayos de sol no penetraban la espesa selva y todo era muy fresco.

Simba descubrió pericos y monos rojos que gritaban como locos; avanzó apartando enormes helechos, y el el espectáculo de las flores multicolores y de las enredaderas lo maravilló.

-¡Qué bonito es esto! ¿Dónde estamos?

-¡Por mis bigotes! No nos digas que es la primera vez que vienes a la selva -dijo Timón extrañado.

-¡Tengo hambre! -anunció Pumba.

-Y yo podría comerme un elefante -dijo Simba con fervor.

-Ejem... Ya no tenemos elefantes -dijo Timón.

-¿Y tienen antílopes? -preguntó Simba.

-Escucha, pequeño, si vas a vivir con nosotros, tendrás que adaptarte.
Timón y Pumba se pusieron a buscar comida de inmediato.

-Mira -declaró Timón agitando un enorme gusano-, ya encontramos el desayuno.

Simba no pudo contener una mueca de asco.

-Deja de hacer caras feas, Simba, pruébalo y luego me cuentas.

Simba tenía tanta hambre que tomó el gusano y lo acercó a su hocico.

-Anda, cómetelo -lo animó Timón-. Verás que esta delicioso.

El gusano se retorcía sobre la pata de Simba quien cerró los ojos y se lo metió a la boca.

-No está mal, un poco pegajoso, pero sabroso -aceptó.

Timón y Pumba estaban felices.

-¡Hakuna matata! -exclamaron ambos.

-Hakuna matata -les respondió Simba sonriendo.

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